domingo, 11 de agosto de 2013

Pacific Rim. Guillermo del Toro ya no se esfuerza.

Pacific Rim es una tontería de película, una chorrada sobrefinanciada que no sé qué clase de buenas críticas ha recibido, a no ser, claro, por el despliegue de efectos digitales que llegan hasta a aturdir.

Recuerdo aún películas de Guillermo del Toro como el Laberinto del Fauno o Hellboy como director y otras tantas como productor, que hicieron las delicias de mis ojos. Después de Pacific Rim no sé qué beneficio de la duda puedo darle para que me reenganche a sus historias fantásticas.

En Pacific Rim, la tierra está azotada por el ataque de una serie de monstruos gigantes bautizados como Kaijus. Tras acabar con ellos uno por uno a la antigua usanza, es decir con balas y misiles, a la humanidad no se le ocurre otra cosa que crear robots gigantes pilotados por pares de pilotos que comparten recuerdos para poder sincronizar sus movimientos y mover los gigantes metálicos llamados Jaigers.

Monstruo va monstruo viene, la humanidad está a punto de ser diezmada por estos bichos malos y los Jaigers tienen la última oportunidad para acabar de una vez con una amenaza, que por alguna razón, se cuela por una especie de portal dimensional localizado, atención, en la Fosa de las Marianas.

Dos horazas de película alargada que deja la sensación de estar viendo una serie de televisión en la que han pegado los capítulos de mala manera, sin duda entretenida... para ver en casa.


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