Zinc Shower Día 1: Redes sociales, impacto y reputación.

Si no estás en Facebook o no tienes una cuenta personal en Twitter, no existes. Quizás es una afirmación un poco exagerada, sobre todo para un ser humano normal y corriente. ¿Tendremos que cambiar la frase “Pienso luego existo” por “Tengo más de cien seguidores en Twitter luego existo”?

Pero ¿y para una empresa? Las empresas de nueva creación, entre ellas las que pertenecen a las Industrias de la Cultura y la Creatividad, no existen si no es con una fuerte presencia en las redes sociales. Pero no pueden  existir de cualquier manera.

Planificación, impacto y reputación. Tres conceptos que se olvidan y que pueden mejorar la presencia de la empresa en las Redes Sociales de tal manera, que puede significar la diferencia entre el éxito o el fracaso de una campaña.

Planificación: No basta con twittear o actualizar el estado en nuestra fanpage de Facebook cuando nos acordemos, y mucho menos con cualquier redacción. Es importante tanto el lenguaje como el día y la hora. Quizás las empresas más pequeñas o las más nuevas no se puedan permitir enfocarse con tanta energía y esfuerzo a este menester, pero es algo en lo que al final, tendrá que dársele la importancia que merece.

Impacto: Hay que calcular el impacto, prever si este va a ser negativo o positivo, y para ello, nada mejor que identificar los grupos de interés o “target” a los que va dirigido el producto o servicio que queremos publicitar vía redes sociales. Hay que cambiar el lenguaje, la presentación e incluso periodicidad de nuestras publicaciones en redes sociales (Facebook, Twitter, Youtube, Foros...) dependiendo de qué es lo que queramos comunicar.

Reputación: Tampoco vale seguir a todo el mundo en Twitter. Si soy parte de una empresa editorial, por mucho que me guste la comida japonesa, no puedo aspirar a seguir todos los perfiles de Twitter sobre sushi o restaurantes japoneses y pretender que les interese lo que yo publique sobre mis libros. Sabido eso, nuestra presencia en las redes debe ser amplia pero ajustada a nuestro interés de mercado, por ejemplo, las ICC’s, ya sean editoriales, compañías de teatro, productoras de cine o televisión. Cuando nuestra red social está bien tejida, es el momento de explotarla, cuidarla y participar activamente en ella.