jueves, 2 de enero de 2014

La vida secreta de Walter Mitty: Una pequeña perla de realista irrealidad.

La vida secreta de Walter Mitty, remake de la película de 1947 basada en la novela de James Thurber y dirigida por Ben Stiller, es una pequeña estupenda pieza de cine si uno no le busca tres pies al gato. Hace falta ser muy quisquilloso para ver la realidad o irrealidad de las decisiones del protagonista, un adicto a crear fantasías en su cabeza más allá de lo imaginable, y no ver esa perlita, ese mensaje que intenta calar en las conciencias de los espectadores.


Sinceramente me parece una dirección estupenda, una producción notable y un guión excelente, bien construido y estructurado. Paisajes urbanos y salvajes pasan por delante de la imaginación de Walter Mitty, cuarentón, soltero, anodino. Sin embargo la necesidad le hace irse con lo puesto y dar un paso fuera de la ciudad, cosa que no ha hecho en toda su vida, haciendo que todos sus escenarios imaginados, todas esas aventuras en su cabeza, queden a la altura del betún.


Ben Stiller me ha sorprendido con esta obra guionizada por Steve Conrad, guionista de En busca de la felicidad o El hombre del tiempo. Una sucesión de paisajes algunos muy cerrados, otros amplios como el cielo. Un montaje cuidado que sin duda nos acompaña y nos hace empatizar con el soñador Walter Mitty.


Desde un punto de vista más personal, creo que me ha gustado precisamente porque me he identificado mucho con el protagonista. A veces ocurre que lo que vivimos en la cabeza es mucho más interesante que lo que vivimos en el día a día.


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