No soy lingüista. De hecho, el análisis sintáctico del
lenguaje me aburre de manera suprema. Cometo errores como cualquier hijo de
vecino, sabiendo cuando algo está “hecho” y cuando “echo” sal a la ensalada.
Sin embargo desde hace tiempo veo con estupefacción la
modificación del castellano no gracias a la necesidad, sino gracias a golpes
forzados anclados en una ideología que se defiende con un “o estás conmigo o
contra mí, so machista”.
Pues como no soy machista y me gustan los intrincados
matices del idioma castellano, declaro mi enemistad contra la letra “X” cuando
esta es usada con ánimo de eliminar el género del idioma, como si las palabras
tuvieran vulva o pilila.
En el castellano existen tres géneros, femenino, masculino y
neutro, siendo este último válido para referirse a una persona de sexo femenino
y sexo masculino, indistintamente, igualitariamente, más justo imposible.
La palabra “Juez”, por ejemplo, es neutra. Termina en la
última letra de nuestro abecedario. Última pero no por ello menos importante, y
el sexo de la persona a la que se refiere esa palabra, insisto que las palabras
no tienen sexo, tienen género, que no es lo mismo, ha indicarse con un artículo
como “La” o “Él”, La Juez, El Juez. Como vemos no es necesario decir Jueza,
porque insisto, existe el género neutro en nuestro idioma. Si dijo La Jueza,
terminando la palabra con la vocal A para indicar el femenino de esa palabra
obviando la neutralidad de género de la misma, he de terminar la misma palabra
con la vocal O para referirme a un hombre, el Juezo. Lo primero que ha hecho mi
procesador de texto es señalarme Juezo como incorrecto, mientras que Jueza
permanece indemne, ya que la feminización forzosa de las palabras neutras,
insisto, neutras, ni femeninas ni masculinas, se va incluyendo en nuestro
diccionario.
Pero volviendo al tema de la X como sustitutivo del género
en la escritura, pues es imposible decir con la boca “lxs compañerx estamos muy
contentxs” (reto a alguien a hacerlo), he de decir que es la última villanía
cometida contra el idioma después del lenguaje sms (útil en según qué casos).
Yo siempre he sido defensor de poner algo como “las/los compañeras/compañeros
estamos muy contentas/contentos", o un poco más escueto, “las/os compañeras/os
estamos muy conentas/os”, antes que del invento de la X, de hecho, prefiero
poner una @ antes que una X, “l@s compañer@s estamos muy content@”, fusionando
la A y la O como en la escritura medieval se mezclaba la D y la E.
Pero es el fondo lo que más me molesta. El drama de la
violencia contra la mujer y la aún presente discriminación sexista, hacen que se
pongan dianas por doquier contra cualquier cosa tildándola de machista por
medio del imperativo categórico de “si no está a favor, está en contra”.
Por ejemplo, el uso del plural masculino para referirse a un
grupo de gente, a mi no me parece lesivo, ni mucho menos para las mujeres, de
hecho, gastar energías en eliminar ese tipo de hábitos lingüísticos que a nadie
ha molestado hasta ahora, elimina energías en combatir el verdadero problema al
que debe plantarse cara, el sexismo puro y duro.
Como nota, decir que a mí no me molesta en absoluto cuando
voy a clase de pilates y, siendo el único chico, la profesora nos dice al
terminar la clase: “¡Bien hecho chicas! No exijo que se mencione mi sexo, no
exijo, ni exigiré que se me tenga en cuenta a mí para modificar el lenguaje que
se use en la clase. Soy una más en el grupo por mucho que me falten tres cosas
para parecerme algo más a una mujer. Quizás alguno diga que al ser el único
chico de la clase, no merece la pena ni nombrarse el caso, pero el fondo es el
mismo.
Buscamos la forma de complicarnos la vida buscando enemigos
por las esquinas a los que echar la culpa de nuestros males como sociedad, el
lenguaje, la música rap, la publicidad, la televisión, olvidando que como seres
adultos tenemos el uso y potestad de nuestras acciones y que podemos elegir no
formar parte de las olas de moda que nos fuerzan a ser de una manera y no de
otra, o que intentan anclarnos en nuestros sofás frente a la televisión para eliminar nuestro
criterio e instalarnos en nuestro cerebro nuevas directrices.
No teman en usar la A o la O en sus frases, escriban con el
ánimo de no ser sexistas, ni por un lado ni por el otro, pero acepten, que si
tiene que cambiar el idioma, esta sea de forma natural y fluida, no de forma
forzosa y a golpe de decreto.
Nota: En las referencias a la feminización o masculinización
de las palabras, y creo que no me saltado ningún ejemplo, si no, háganmelo notar,
he puesto el femenino primero y el masculino después, eso, es dotar de
visibilidad de género a los textos.
Enlaces:
FeminismoMasculunismo
1 comentario:
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