lunes, 23 de abril de 2012

Feliz día del libro


Desde los albores de la humanidad, el ser humano se ha deleitado con las historias. Seguramente cuando nuestros antepasados vivían en las cavernas, se reunían en torno al chamán para oír las historias de cómo los espíritus daban forma a todo lo que veían. Quizás, un grupo de hombres que llegaba de cacería  contaban como abatían a los animales más feroces, mientras los niños les escuchaban con una mezcla de miedo y admiración en sus ojos.

Luego al ser humano le dio por plasmar esas historias en piedra ya fuera mediante dibujos o mediante palabras. Quizás los primeros en plasmar las historias en un formato más o menos parecido al libro fueran los sumerios, al transformar las palabras e ideas en escritura cuneiforme. Aunque aún quedaba muy lejos de un par de tapas duras cubriendo muchas hojas encuadernadas.

Mucho ha llovido desde entonces, de hecho creo que desde aquellos tiempos hay algún que otro diluvio universal, pero seguimos embelesados por las buenas historias, deseamos desconectar de la realidad mundana para imaginarnos otro tiempo, otras personas, historias trepidantes, terroríficas, divertidas, románticas y fantásticas.

Muchas de las mejores películas que vemos hoy en día están basadas en grandes libros. Es cierto que desde hace así como una década que padecemos la fiebre del best-seller, y compramos libros con la cubierta más bonita, con el título más rimbombante o con el autor más de moda. Es verdad que muchas películas malogran la versión escrita dándonos ganas de rasgarnos las vestiduras. Pero el hambre de historias es la misma, creo yo, que la que tenía el ser humano hace miles de años.

Y lo digo yo, que en los primeros años de mi pre-adolescencia renegaba de los libros. Cuando descubrí la inmensidad de los universos que podía explorar dentro de las tapas de un libro, viajando por la Tierra Media acompañando a Frodo Bolsón, o siguiendo a Lestat y Louis en las misteriosas noches de Lousiana, me quede prendado de las posibilidades de la literatura, aunque he de reconocerlo, de la literatura de ficción actual sobre todo.

Y pese a que la tecnología nos brinda la posibilidad de tener cientos de libros en un solo dispositivo, yo sigo disfrutando teniendo libros llenando mi estantería. Muchos cogen polvo, algunos fueron difíciles de leer, y otros de momento no me llaman la atención, pero no puedo pasar mucho tiempo sin acercarme a las letras, tengo que imaginar los mundos propuestos por los escritores, tengo que mezclar las palabras en mi cerebro para desconectar un momento del mundanal ruido que me rodea, y eso, me encanta.

¡Feliz día del libro a todos!

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